En entrada anterior dedicada a la estructura de la novela dijimos que ésta debe empezarse con un cambio inicial que trastoca la vida del personaje principal. Después, como ya se apuntaba en ella, es necesario marcar al protagonista el objetivo que ha de perseguir a lo largo de la novela y plantearle al lector una pregunta dramática central que habremos de contestar al acabar la historia.



El objetivo y la pregunta dramática principal



El objetivo y la pregunta dramática central

Así pues, tras el cambio inicial, el objetivo y la pregunta dramática central son nuestras siguientes paradas.


El objetivo

Brújula

El objetivo del protagonista.

Está claro, pues, que con lo visto hasta ahora no basta. A la hora de construir nuestra novela, necesitamos algo más que un cambio inicial, por mucho que éste vuelva del revés la vida del protagonista. El lector necesita algo un poco más concreto, dice Bickham, para interesarse por una narración que se extenderá a lo largo de varios cientos de páginas. Y ese algo más concreto es lo que él llama goal u objetivo.

Ahora bien, ¿cómo fijamos el objetivo de nuestra historia? Es bastante fácil: en el momento en que nuestro personaje expone cuál es su objetivo (como resultado del cambio y la necesidad de arreglar las cosas), el lector comenzará a sentir interés por él y lo transformará en una story question, o pregunta dramática central que le mantendrá pegado a las páginas siempre y cuando la acción de nuestra novela esté en relación con esa pregunta clave.

 

 ¿Cómo acabo mi novela? La pregunta dramática central

Pregunta dramática central

Pregunta dramática central o cómo acabar tu novela

Y ya, por fin, llegamos al final  con la segunda de las preguntas que planteábamos en la primera de esta serie de entradas: ¿cómo acabo mi novela? A estas alturas, seguro que ya eres capaz de contestarla por ti mismo, pero, por si acaso, una ayudita: la novela acaba cuando se responde a la pregunta dramática central que se planteó al principio.

Ahora bien, con respecto a la respuesta que das al lector, Bickham hace una advertencia importante: no hagas trampa a la hora de contestarla. Es decir, no utilices un deus ex machina que saque a tu protagonista de todos los problemas en que le has metido. Si planteaste una pregunta dramática al principio, no busques atajos: compón la historia de manera que su final la responda con claridad.

Y esto es todo por hoy. Espero que esta serie de entradas te haya gustado, entretenido y, sobre todo, te haya sido de utilidad.

 Gracias por tu lectura.

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Foto de portada: Aron Van de Pol, Unsplash.



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