El desencadenante de una novela es el momento, siempre situado al principio de la historia, en que algo cambia y la pone en movimiento. O, como ya se ha explicado en otras entradas en este blog, el desencadenante o cambio inicial es ese hecho que trastoca la vida del protagonista y lo fuerza a actuar para conseguir que todo vuelva a la normalidad.
El desencadenante, es, por tanto, el hecho que enciende la mecha y hace que la historia comience. Es la primera señal para tu protagonista de que se avecinan problemas. Pero este acontecimiento inicial no sólo tiene esta utilidad, también es el modo perfecto para estimular la curiosidad del lector y atraparlo desde la primera página e intrigarlo lo suficiente para que no abandone la lectura y se interne en la tela que has tejido para él en tu novela. Para ello, el desencadenante debe plantear siempre un conflicto que el protagonista se verá obligado a resolver.
¿Tienes claro cuál es el desencadenante de tu novela?
El desencadenante es un elemento superimportante que debes tener muy claro desde el principio. Sigue leyendo, que en el artículo de hoy te voy a contar por qué es tan importante y qué elementos tienes que manejar bien para que tu desencadenanate funcione correctamente y cumpla con su cometido.
¿Por qué es tan importante?
- Este incidente inicial es de vital importancia porque da lugar a un problema, proporciona una razón para la historia y una motivación para el personaje. Por ejemplo, el desencadenante en Hamlet es la muerte de su padre que, aunque ocurre fuera de escena, hace que la obra comience con los personajes acusando los efectos que esta muerte ha provocado.
- Por tanto, el desencadenante de una historia no es un punto opcional dentro de la trama, sino uno imprescindible. Sin un cambio, sin que nada altere la normalidad de la vida del protagonista y la catapulte en una dirección inesperada para él, éste no tendría ninguna razón para actuar, es decir, no habría motivación que lo hiciese ponerse en marcha y, por tanto, no habría historia.
No obstante, este incidente inicial no tiene por qué consistir en una especie de acción suicida, quiero decir, puede tratarse de algo sutil. Por supuesto, en una novela de acción, fantasía o ciencia ficción, el desencadenante suele ser algo muy llamativo, pero en historias de naturaleza que tienden más hacia las emociones, como una novela romántica, el hecho que provoca el cambio puede ser algo tan ligero como la entrada en escena de un personaje misterioso.
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¿Cómo debe ser?
Para que el hecho que enciende una historia sea efectivo, ha de cumplir una serie de requisitos:
- El desencadenante debe ocurrir en el primer acto de la historia.
- Siempre le sucede al protagonista.
- Pero lo pone en marcha alguien que no es él.
- Debe plantear un conflicto.
- Debe obligar a que el protagonista, normalmente un personaje pasivo en este punto de la historia, se ponga en movimiento.
- El desencadenante, además, ha de plantear un problema lo suficientemente importante para que sostenga toda una novela.
- Y es imprescindible que este incidente inicial conduzca a una situación de mayor calado que incremente la acción y la tensión.
Sopesa todos estos puntos y piensa bien si el desencadenante de tu historia responde a ellos. Luego, asegúrate de que el personaje que has elegido como protagonista da la talla, es decir, garantiza que va a ser capaz de enfrentarse a los obstáculos que se le vayan presentando. Si no es así, busca otro dentro de tu caja de personajes y elige para él ese desencadenante con el que todo empieza.
Infografía el desencadenanate de una novela
- Si estás interesado en conocer el resto de los contenidos de esta serie. ve al Índice. Además de orientarte, allí podrás bajarte gratis el pdf de la infografía: Cómo organizar tu novela en 10 preguntas.
- Aquí puedes bajarte la infografía sobre El desencadenante de la historia.
- Si te interesa echar un ojo a la entrada previa, ¿Funcionará la idea básica de tu novela?, pincha el enlace.
- O tal vez prefieras visitar el siguiente artículo: ¿Quiénes son el protagonista y el antagonista?
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Muy buena entrada, Ana. Toda historia es tan buena como su base, y siempre la base va a ser el detonante. Aunque me resulta más curioso como muchas veces el detonante no es lo que le pasa al personaje, sino lo que le ocurre al escritor. Es famoso el caso de George R.R. Martin que ha contado muchas veces como le vino a la mente la escena de los lobos huargos abandonados en la nieve y recogidos por los Stark y a partir de ahí la historia empezó a cobrar vida para él. En muchas ocasiones, el detonante para el escritor no tiene por qué ser el detonante de la historia, pero sí es lo que le da vida.
En mi caso, para La Cosmonave Perdida, mi detonante fue pensar cómo sería una casa embrujada en el espacio. No tenía ni protagonistas ni escenario ni nada más, solo esa idea, que fue la que me llevó a crear la Ambición de Melaru y todo el universo a su alrededor. Con todo esto, quiero decir que es importante tener el detonante para el protagonista, pero que el del escritor puede surgir de la forma más inesperada, y es su labor saber reconocerlo y desarrollarlo. Nunca sabes lo que puede surgir…
Hola Miguel Ángel. Me alegro de que te haya gustado la entrada. Y, sí, tienes toda la razón: el detonante de la historina no tiene por qué ser el mismo que salta en la mente del escritor cuando se le ocurre la idea luminosa.
Precisamente hace una par de días, investigando para las entradas sobre creatividad, me encontré con una anécdota también curiosa: el escritor Dean Koontz estaba intentando generar ideas para una nueva historia y utilizó el método de buscar una frase llamativa de apertura. La que se le ocurrió fue: “You ever killed anything?” Roy asked.. No sabía quién era Roy ni con quién estaba hablando. Pero de esa frase surgió su novela The Voice of the Night.
Por otro lado, qué curiosa la forma en que nació La cosmonave perdida. Cuando la leí, no se me ocurrió jamás pensar que pudiera haber surgido a partir de la idea de una casa encantada en el espacio. Es increíble los recovecos que tiene la mente humana y cómo funciona.
Mi caso más extraño ocurrió mientras buscaba un ejemplo para ilustrar la importancia de la relación acción-reacción dentro de una novela, a fin de llevarlo a una entrada para la etiqueta “Estructura de la novela”: iba dando un paseo para estirar las piernas y dándole vueltas a la cabeza, cuando me vino una pequeña idea:
Lo siento, señor X, a su mujer le quedan un par de semanas de vida -dijo el doctor.
X apartó la mirada del médico y sonrió.
Buscando una explicación para que X tuviera la reacción de sonreír ante la noticia que le daba el doctor, nació una historia corta que todavía no he escrito, pero ya tengo trazada y que, además, quiero probar en 2ª persona, a ver qué tal.
El mundo de la escritura está lleno de curiosidades y anécdotas increíbles.
Muchas gracias por tu comentario. Me ha resultado muy interesante.
Saludos.