En entradas anteriores, Cómo encontrar ideas para tu novela y Cómo generar ideas para tu novela, ya hemos hablado de algún que otro método para ilustrar cómo surgen las ideas y, como ya se explicó, lo principal es estar antento y con los ojos y oídos bien abiertos, porque ideas hay por todas partes y aparecen disfrazadas del motivo más inesperado.
Ya hemos traído algunos ejemplos de autores famosos en entradas anteriores. Hoy, sin embargo, quiero mostrar un ejemplo más humilde (el mío) de cómo, agarrados a un hilo del que intentamos obtener algo, podemos sacar un auténtico tesoro.
Cómo surgen las ideas
Esta idea surgió mientras pensaba un ejemplo que traer al blog para ilustrar la entrada sobre estímulo, interiorización y respuesta. En su libro, Scene and Structure, Jack M. Bickham, muestra algunos ejemplos muy ilustrativos, pero yo quería crear uno por mí misma. Así que me puse a pensar…
Varios fueron los ejemplos que vinieron a mi mente. Sobre todo basados en el del propio Bickham:
Estímulo: –Nancy –dijo el presidente–, hemos dedicido nombrarte vicepresidenta de la empresa.
Respuesta: –¡Oh, no! –contestó Nancy–, ¿por qué tengo tan mala suerte?
Obviamente, el lector que lea este diálogo se quedará fuera de juego. Bickman nos explica que, para darle un razonamiento lógico a la respuesta de Nancy, lo que falta es el paso medio entre el estímulo y la respuesta, es decir, la interiorización:
Estímulo: –Nancy –dijo el presidente–, hemos dedicido nombrarte vicepresidenta de la empresa.
Interiorización: Nancy se tambaleó, conmocionada. Había llegado a la reunión creyendo que iban a destituirla y, en vez de eso, le estaban ofreciendo el puesto con el que siempre había soñado. ¡Maldita sea! No hacía una hora que había firmado con Acme. Co y ahora no podía echarse atrás. Justo cuando tenía en su mano todo lo que siempre deseó, debía dejar Zilch Corp.
Respuesta: –¡Oh, no! –contestó Nancy–, ¿por qué tengo tan mala suerte?
¿Suena mejor ahora? ¿Tiene más sentido? 😉
Las ideas están por todas partes
Una vez más, se demuestra que las ideas están por todas partes, sólo hay que cazarlas. En este ejemplo que propongo la idea luminosa llegó mientras intentaba buscar un ejemplo de interiorización para ilustrar esa próxima entrada sobre estructura de la novela.
Basándome en el ejemplo Bickham, traté de encontrar uno de mi propia cosecha mientras paseaba. Varias posibilidades me vinieron a la mente, pero las fui desechando todas hasta que di con una que llamó mi atención y que vendría ni que pintado para ejemplificar el error de lógica tan grande que supone la falta de interiorización.
Mi ejemplo, tal y como lo concebí, fue éste:
Estímulo: –Lo siento, señor Moreno, pero su mujer sufre una enfermedad terminal y apenas le quedan unas semanas de vida.
Respuesta: –¡Perfecto! –el marido sonrió y se frotó las manos.
Ahora, naturalmente, había que pensar en el paso intermedio, la interiorización para que el diálogo tuviera una explicación que no descolocara al lector. Y fue mientras buscaba ese paso intermedio que surgió una idea… Y esa idea se convirtió en una pequeña historia curiosa.
Es decir, en busca de un ejemplo sencillo que ilustrara la manera de hacer las cosas en algo que el escritor novel suele tropezar, di con una semillita que, zancada tras zancada en aquel paseo, acabó por convertirse en una buena idea que llevar al papel.
¿Veis? En cualquier recodo del camino encuentra uno la semilla con la que hacer crecer una historia. Así que, estad atentos y no las dejéis escapar cuando pasen ante vosotros.
– – – – – – – – – – – –
Fotografía: Jeff Sheldom, Unsplash.
Muy buen artículo. Como siempre traes información acertada.
Las ideas son la semilla de nuestro trabajo sin ellas, poco haríamos. Como ya te ha comentado Viktor por face, es importante saber distinguir las buenas de las malas. Aunque yo, creo que no hay ideas malas; hay ideas e ideas sin desarrollar.
Lo dicho, excelente artículo.
¡Un abrazo!
Gracias Jaume 🙂
Yo no creo que todas las ideas sean buenas, o digamos mejor “originales”, desarrolladas o no (aunque tu frase me ha gustado mucho ;-)). Pero sí que estoy de acuerdo en que un escritor inteligente sabe transformar cualquier cosa en algo genial.
Para el escritor novel, sin embargo, lo mejor es pasarle un buen examen a su idea antes de ponerse a escribir. Mejor no gastar esfuerzos, tiempo e ilusión en algo de lo que quizá no vas a sacar el diamante que creías.
Un saludo y gracias por comentar 🙂
Hola, Ana. Si lo que pretendías con tu ejemplo último era crear expectación entre quienes te leemos, a fe mía que lo has conseguido. Quiero, necesito, ansío saber qué motivos o hechos concretos empujaron al señor Moreno a soltar esa exclamación cargada de alegría ante la noticia de la enfermedad terminal de su mujer. En este sentido permíteme una pregunta, ¿no serás Licenciada en Marketing Literario y Técnicas de Venta Avanzada de Relatos y Pequeñas Historias? Si es así, seguro que te licenciaste Summa Cum Laude.
Tu post, como siempre, muy interesante e instructivo a la par que ameno. Un saludo.
Ja, ja, ja, ja, ja… No, Pedro, no soy doctora en marketing por Harvard ni nada de eso, jajajajaja.
Pero me alegro haber picado tu curiosidad. Eso significa que el inicio del relato tiene su aqué… 😉
Un saludo y gracias por el comentario.