Puesto que ya hemos tratado aquí de las ventajas de la autopublicación, hoy toca hablar del otro lado de la moneda y estudiar sus desventajas. Porque las hay.
Ya anticipé en aquella entrada que precisamente una de las virtudes de la autopublicación, la de que hace de ti tu propio jefe, se presenta también como uno de sus mayores inconvenientes. Veamos por qué.
Desventajas de la autopublicación
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad
En la anotación sobre las ventajas, decía que el autor que se autopublica es dueño y señor de todo el proceso. No hay nadie que se interponga entre él y su producto. Todas las decisiones son responsabilidad exclusivamente suya.
Ser tu propio jefe y lograr que todo dependa de ti es una gran prerrogativa, sin duda, y deja en tus manos la capacidad para actuar y llevar tu negocio como mejor te parezca. Sin embargo, como ya nos enseñó Spiderman, contar con un gran poder implica una gran responsabilidad y, puesto que con la autopublicación te conviertes en el jefazo de tu empresa, junto a la jefatura debes asumir la responsabilidad que ello conlleva y tener claro que todo, absolutamente todo, dependerá de ti: tuyos serán los aciertos y tuyos, también, los errores.
Personalmente, no veo una gran dificultad en este último punto, porque estoy convencida de que hasta de las equivocaciones se puede sacar provecho, de manera que tanto el acierto como el error son positivos: si acierto, bienvenido el éxito: ya sé por dónde debo ir; si me equivoco, bienvenido también el fracaso: aprendo el error y puedo redirigir mi camino por otra senda.
Para que este modo de pensar sea efectivo, no obstante, el escritor que autopublica debe tener asumido e interiorizado este principio y permanecer en constante estado de aprendizaje, así como mantener la cabeza fría: ni subirse a la nube por un éxito, ni bajar a los infiernos a causa de un error.
Quien mucho abarca, poco aprieta
Sin dejar de lado la idea de la que hemos partido: el escritor autopublicado debe hacerse cargo de cada uno de los pasos que llevan su texto desde la idea primera hasta la publicación en una o varias plataformas, otro de los inconvenientes que dimanan de ella es precisamente el de tener que atender demasiadas tareas, muchas de las cuales se escaparán a la habilidad del escritor.
¿De verdad un escritor puede corregir su escrito, diseñar la portada de su libro, ocuparse del marketing y resto de cometidos que conlleva la autopublicación? Lo dudo.
En mi caso particular tengo muy claro que hay dos puntos de esa larga lista que no puedo llevar a cabo por mí misma: la corrección y el diseño de una buena portada. En el segundo caso, porque soy una manazas. Por supuesto, doy por hecho que habrá escritores mucho más habilidosos que yo, capaces de realizar una buena portada para su libro; pero para aquellos que, como es mi caso, no sabemos hacerlo, la contratación de un diseñador es imprescindible.
En cuanto a la corrección, es un paso del que ningún escritor debería prescindir. Si quieres presentar un buen libro, no sólo tienes que escribirlo, también debe pasar por las manos de un buen corrector. Por supuesto, no voy a hablar ex cáthedra y cada cual puede hacer lo que le parezca, pero si hay algo que tengo muy claro en el proceso de escritura y publicación de un libro es que nadie puede corregirse a sí mismo.
Y es que, quitar importancia a este paso y creer que uno mismo puede realizarlo lleva a errores garrafales que harán que el escritor autopublicado se hunda con su obra en una profunda sima de la que no podrá salir: ¡cuidado con lo que haces con tu nombre! Una vez que esté tachado por el lector, te resultará imposible ganar una confianza que perdiste tontamente.
Tal y como dice Víctor Selles en su magnífico artículo sobre Los peligros de la autopublicación, saltarse algunos filtros editoriales puede estar muy bien […] pero saltarse otros filtros resulta más problemático. Los que menciona Víctor, y estoy de acuerdo con él, son:
- Léxico y gramática (yo añado también la sintaxis). Como lectora, perdono una errata, pero no un texto repleto de faltas de ortografía, patadas a la gramática y saltos rocambolescos con la sintaxis. He comprado libros electrónicos que he dejado de leer antes de llegar al final del segundo capítulo por esta razón. Y, tal y como advertía antes, el nombre de los autores de estos libros ya no tienen ninguna oportunidad conmigo para futuras lecturas.
La figura del corrector es, pues, imprescindible para cualquier escritor, incluidos los autopublicados.
- Estructura y valoración. La opinión de Víctor Selles respecto de este punto es tan acertada que me permito citarla entera: El segundo filtro que ningún escritor que se precie debería saltarse es el de la valoración externa. Esto no excluye una primera valoración llevada a cabo por el autor. La autocrítica es buena, siempre y cuando no acabe lisiando de por vida la creatividad del artista. El escritor no puede hacer mucho más. Es parte interesada. Y lo mismo pasa con los lectores cero. Pueden dar magníficos consejos, pero no cuentan como valoración externa.
Excelente consejo, por tanto, el de Víctor: El autor que decide autopublicarse debería invertir algo de dinero en procurarse una buena valoración de manos de un profesional. Un editor no sólo es un gran lector, es también un buen lector. Sabe lo que funciona y lo que no, que ningún escritor que de verdad tenga aspiraciones en el mundo de la autopublicación debería saltarse.
Tal y como señala el autor del artículo, el escritor no es imparcial y tampoco lo son sus lectores beta. Al menos conmigo nunca lo han sido. Siempre he pedido críticas despiadadas y, aunque se me han dado buenos consejos, jamás he conseguido que ninguno de mis lectores cero destroce mi historia y me obligue a repensarla por completo.
Sin embargo, hace unos días envié por primera vez mis textos (las tres primeras historias de Carter & West) a un corrector (que también está haciendo tareas de editor), y el primer trabajo que me ha impuesto es el de reescribir los dos primeros capítulos de la primera historia. Lo cierto es que yo no estaba satisfecha con el inicio de este relato. Lo he reescrito decenas de veces y jamás he logrado dar con la clave. Mi corrector lo ha hecho a la primera.
El tiempo es oro
Y lo peor de todo es que no se puede comprar. Una vez que ha pasado, es imposible recuperarlo, de modo que el escritor debe tener muy claro en qué actividades debe utilizarlo. La de escribir es la más importante, por supuesto, pero si ha decidido autopublicarse, de él dependerán otras como la distribución y la promoción.
¿Y qué es más productivo para los intereses del escritor, que lo haga el mismo dedicándole un tiempo que restará a la escritura o dejar esta tarea en manos expertas que se ocupen de ello?
Quizá para un autor que empieza, es interesante ocuparse de estas tareas, aprenderlas y, por supuesto, ahorrarse un dinero que probablemente no le sobra. Sin embargo, el escritor autopublicado que vaya haciéndose un nombre debería tener en consideración esta posibilidad y pagar con dinero un trabajo que le dará más tiempo para escribir.
Así pues, como hemos visto, la autopublicación ofrece posibilidades que la publicación clásica a través de una editorial jamás otorgaría, pero también presenta desventajas que el escritor debe valorar en profundidad. Yo voy a autopublicarme, de forma que para mí son mayores las ventajas que las desventajas. Ahora bien, haberlas, haylas, y desde luego las tengo bien presentes.
¿Y tú, qué opinas?
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Hola, Ana. Uff, tu post da para mucho. Podría pasarme horas hablando contigo de pros y contras con respecto a la autopublicación. Incluso tengo algunas ideas relativas al proceso de edición para autores noveles. Pero no quiero abusar (y eso que el que “abusa” no es traidor).
De entrada te diré que tienes mucha razón en lo que dices. En todo. Autopublicar entraña una gran responsabilidad, y puede ser un arma de doble filo para un autor novel. Si fallas al primer intento puede que te condene para siempre. Pero, ¿y si no es así? ¿Y si consigues enganchar a un número suficiente de lectores como para aspirar a seguir publicando esas obras que llevas años guardando en el rincón más oscuro de tu ordenador? Difícil disyuntiva. El bueno de Shakespeare, de vivir en esta época, sin duda escribiría: “Autopublicar o no autopublicar. He aquí la cuestión”.
Y yo, como el Shakespeare del siglo XXI, aún sigo sin tenerlo claro.
En cualquier caso, gracias por tus posts. Siempre viene bien conocer la visión de otros colegas en tu misma o parecida situación. Un abrazo, Ana.
Hola Pedro.
Gracias por tu comentario y por haberte decidido a “abusar”. De hecho, puedes hacerlo todo lo que quieras y, si te apetece escribir una anotación contándonos todas esas ideas que tienes respecto de la autopublicación y el proceso de edición para autores noveles, Detrás de un escrito se sentirá afortunado por tenerte como articulista invitado en sus páginas. 🙂 No nos gustan los traidores, pero tú ya nos has “abusado” y ahí queda el envie ;-p
En cuanto a la anotación, en sí, yo creo, como tú, que es difícil arreglar un error sobre todo si se comete al principio y todavía no tienes demasiado buen material por el que se te pueda perdonar y olvidar el fallo. Por eso, a la hora de autopublicar (en especial si se es novato), lo mejor es enterarse bien, leer mucho al respecto e ir con pies de plomo.
Pero también creo, como tú, que es posible hacer un buen trabajo con la autopublicación e ir creando un círculo de lectores que sigan tu obra. Para mí, el método con el que alcanzar esa meta consiste en:
1. Publicar buenos textos.
2. Ser paciente y persistente.
3. Publicar más textos (también buenos).
4. Seguir siendo paciente y persistente.
5. Repítase el punto 1 seguido del 2 y vuélvase a empezar 😉
En la autopublicación hay de todo: aunténticas porquerías y obras que merecen la pena. Si uno es bueno, saldrá adelante. Estoy segura.
Un abrazo y hasta pronto 🙂
Una anotación a tu método, Ana. 🙂 Escribir y publicar son esenciales, pero también lo es seguir aprendiendo todos y cada uno de los días. Aprender técnicas narrativas, aprender cómo funciona esta industria, aprender la mecánica de las historias, aprender cómo autopublicar tu libro… el día que dejes de aprender será el día en que dejes de crecer, como autor y como persona. 😉
Totalmente de acuerdo, Miguel Ángel. De hecho, la mejor manera de aprender a escribir es escribiendo, pero para el escritor autopublicado también es necesario aprender todo eso que dices (lo cual es imprecindible, pero le resta tiempo para escribir) :-(.
Personalmente no considero que sea un tiempo perdido, porque me gusta mucho aprender sobre todo ello, pero en cuanto a la cantidad de palabras escritas, sí que es una “desventaja” que no “sufren” los escritores publicados por editoriales, ya que, el no tener que ocuparse de esos asuntos, pueden dedicar todo su tiempo a la escritura.
Muy buenas, Pedro, perdón por entrometerme pero hay una cosa que aparece en tu comentario que no podía dejar sin responder. Me refiero a la frase “Si fallas al primer intento puede que te condene para siempre”. Eso es un mito muy extendido, el suponer que un error en tus comienzos puede terminar con tu carrera como escritor. Lo cierto es que en el caso de un autor novel, no tienes carrera que puedas terminar. No hay una lista negra en la que tener tu nombre te prohíba seguir escribiendo y publicando. Ana tiene razón cuando apunta que un lector puede ponerte en su lista negra particular, pero eso no es un veto para seguir escribiendo. Si vendes cien ejemplares y defraudas a esos cien lectores, es malo, pero hay muchos más lectores. Y siempre puedes empezar una carrera nueva escribiendo bajo seudónimo, una práctica más que común en el mundo literario.
En mi experiencia, los lectores son mucho más comprensivos de lo que pensamos. Mis libros han salido con guiones en vez de rayas, faltas de ortografía, capítulos repetidos… y gracias a la ayuda de los lectores los he ido corrigiendo y cada vez son mejores. Ninguno de esos fallos ha acabado con mi carrera porque no hay carrera. Llevo dos títulos autopublicados y me queda mucho para poder decir que tengo una carrera, por lo que ante tu duda shakesperiana, te respondo: publica y autopublica pero hazlo ya, no esperes a mañana. ¿Por qué? Porque si hoy es difícil abrirse hueco dentro de unos años será más difícil aún y porque la carrera de escritor es un maratón y no un sprint; cuanto antes empieces la carrera, antes llegarás a la meta.
El único que puede terminar con tu carrera de escritor eres tú, y lo haces cada vez que encuentras un motivo para no dar el salto.
Muy de acuerdo 😀
Si bien es cierto que la autopublicación tiene sus ventajas, considero que es algo que no debería hacerse tan a la ligera. A mí, por lo menos, me gusta hacer las cosas bien. Y para hacer las cosas bien debe hacerse una inversión (porque no somos máquinas que sabemos hacerlo todo a la perfección). Pero bien, es mi filosofía 🙂
Un fuerte abrazo
Que coincide con la mía 🙂
Hola Víktor, el hecho de que haya tanta mala literatura autopublicada se debe, precisamente, a eso: a que la gente se toma esto muy a la ligera.
En fin…, allá cada uno con sus cadaunadas.
Gracias por comentar. Un abrazo. 🙂
Lo prometido es deuda y aquí va mi comentario (espero que) constructivo.
Para empezar, tú misma admites que el hecho de que el escritor tenga el control sobre todo el proceso creativo de su obra no es tan problemático y haces muy bien en resaltar que de los errores se aprende. Además, no creo que puedas considerar un inconveniente ese aspecto pues es que precisamente define el concepto mismo de autopublicación. Un autor autopublicado lo decide todo, lo que hace y lo que no hace y, de verdad, no sé cómo alguien puede ver en ello una desventaja. La libertad abruma y muchos autores prefieren tener pautas y reglas que seguir para asegurarse el éxito, pero lo cierto es que no hay nada que te asegure el éxito. Por eso, es mejor hacerlo a tu manera, que sera mejor o peor pero es solo tuya. Y yo lo prefiero.
De ahí que los otros puntos que anotas (tener que atender demasiadas tareas y tener claro en qué ocupar tu tiempo y cómo priorizarlo) no sean desventajas independientes, sino corolarios del primero y se pueden refutar con el mismo argumento. Insisto, como autor autopublicado tú decides lo que haces y también lo que no. Puede dar miedo, puede dar vértigo, puede dar respeto, lo que quieras, pero es inherente al hecho mismo de autopublicar.
Podría enrollarme mucho más y quizá lo haga en el futuro, pero ahora tengo un NaNoWriMo que completar. ¡Saludos y felicidades por otra gran entrada!
BTW, se te han colado dos líneas de código al inicio del post 😉
Claro que tu comentario es constructivo, Miguel Ángel, y, además, interesante 🙂
Por supuesto que uno de los puntos a favor de la autopublicación es la libertad que te otorga (creo que ya lo escribí entre los “pros”), pero, lo siento, sigo creyendo que esa libertad cuesta “dinero” en tiempo que restas a la escritura.
Considero todo el proceso de autopublicación es sumamente apasionante, y (hablando sólo por mí) lo disfruto mucho, pero lo uno no quita lo otro: el tiempo que me está llevando aprender sobre ello es tiempo que no estoy dedicando a la escritura. Es más, últimamente noto que la mayor parte de mi esfuerzo y de mi tiempo se lo llevan esos procesos, mientras que el de escribir está siendo relegado a un segundo plano.
Quiero creer que, como novata que soy, estoy pagando el pato de primeriza, pero en mi caso ese pato lo está sufragando la escritura…
En cuanto al código, gracias por el aviso 🙂 Ya sé que se ha colado. Apareció tras instalar un plugin, pero no sé cómo quitarlo. Sigo investigando al respecto. Si alguien tiene alguna idea…, por favor, que me la diga 🙂
Saludos y muchísimas gracias por comentar. Ah, y suerte con el NaNoWriMo. Al año que viene, si todo sale bien, me tendrás como compañera 🙂
Hola Ana.Gracias por citar mis humildes reflexiones 🙂
¿Qué más puedo decir sobre el tema? Yo creo que la cuestión no es autopublicar o no autopublicar. Yo creo que cada cosa que escribimos tiene un destino potencial. A veces es participar en un concurso, a veces enviarlo a una revista literaria, a veces probar suerte en una editorial pequeña y muchas veces morir para siempre olvidado en una carpeta porque no es lo bastante bueno.
Mientras no usemos la autopublicación para dar salida a todo lo que nadie quiere leer, vamos bien.
Estoy de acuerdo con lo que ha dicho Miguel Ángel. No puedes destruir una carrera que no existe. Eso sí, un escritor es sobre todo su nombre, y su nombre es pura imagen de marca. Si defraudas a cien lectores, tendrás cien lectores menos la próxima vez. Y cien lectores son muchos. Pero bueno, para eso siempre están los seudónimos.
Hola Víctor. Gracias por venir por aquí y por comentar. Tus opiniones siempre me parecen interesantes, de modo que verlas en “Detrás de un escrito” es un placer.
Coincido contigo en que autopublicar todo lo que nadie quiere leer es un hecho que se está dando por parte de muchos escritores, lo cual ha llenado las plataformas de demasiada cochambre literaria. Si te tomas en serio tu carrera de escritor, debes ser muy cuidadoso con cada paso que das, incluidos los textos horribles que todos escribimos alguna vez y que deberían permanecer escondidos en el cajón hasta el fin de los tiempos.
En cuanto a, y ya que hablamos de ella, la carrera de un escritor novel, la afirmación de Miguel Ángel tiene toda la razón del mundo: nadie tiene una carrera cuando empieza y, por tanto, no se puede destruir; pero sí que, y ahí es donde iba yo, debes cuidar tu nombre desde el minuto uno. Como bien dices, tu nombre es tu imagen de marca. De modo que, sí, en este caso es mejor hacer los experimentos…. con pseudónimo 😉
Un saludo y gracias de nuevo.
Hola Ana ¿cómo estás?,
Creo que está perfecto tener el listado de las “actividades” que se deberían realizar hasta lograr autopublicar un libro. Desde la escritura hasta presionar el botón de publicación en Amazon.
Creo que considerar la escritura de un libro como un proyecto puede llegar a ser de lo más profesional del mundo. Como ya se dijo muchas veces, escribir es la parte simple de todo esto.
Pagar por una revisión o por la creación de la portada de tu libro jamás son gastos si es dinero bien invertido (en profesionales). Esto libera tu tiempo para hacer cosas que más disfrutas como, por ejemplo, escribir.
Tejo un saludo,
Nicolás
Hola Nicolás, estoy bien, aunque pelín ocupada estos últimos días.
Tu idea sobre tener una lista de todos y cada uno de los pasos que se deben dar hasta autopublicar tu libro me parece realmente buena. Es una excelente manera de seguir un índice lógico y que lleve la publicación de tu obra a buen puerto. Me la voy a anotar para aplicármela 😉
Yo también considero esos dos puntos (la corrección y la portada) demasiado importantes para dejarlos en manos del destino. Con mis relatos de Carter & West, esas son las dos decisiones inquebrantables que tomé en su momento y, de hecho, el texto ya lo está revisando un corrector y la portada del primer volumen (o recopilación de relatos) la está diseñando un ilustrador. No ocurre así, sin embargo, con las portadas individuales de los relatos en sí que todavía tengo que decidir y que me están costando más de un disgusto.
Estoy de acuerdo contigo en que pagar por esas dos tareas no es tirar el dinero sino hacer una buena inversión. Eso sí, con cuidado de que, efectivamente, las personas que se encarguen de ellas sean profesionales y no tipos caraduras que viven del cuento.
Un saludo y gracias por tu comentario 🙂
Soy docente de física y he publicado 23 textos las cuales 7 han sido con editoriales de 2 universidades y los trámites de la publicación son bastante agotadores (dos años o más)
Debo notar que muchas de mis obras han sido mejoradas por el revisor de estilo, pero uno con el tiempo aprende de ellos y te das cuenta que puedes ser autor y editor de tus propias obras.
Lo de la portada la verdad en mi campo no le veo mayor importancia lo que importa es el estilo con el que tu presentes tu obra
Mis obras son creadas para mis estudiantes y son ellos mis mejores editores de estilo
Hola Abdel.
Escribir un texto científico es muy distinto a escribir un texto literario y la revisión y corrección, también. Te felicito por esos 23 textos publicados.
Un saludo.
Hola, este post es muy honesto. He publicado dos novelas con editoriales tradicionales gracias a que en ambos casos gané un premio literario. En los dos casos, previamente desembolsé mi dinero en un lector profesional (uno para cada libro) que no me conocía de nada, se lo leyó y me hizo un informe de lectura. Eso para mí es un primer paso indispensable, porque como autora, para mí era imposible corregirme y ver si lo que había escrito tenía la calidad suficiente. A partir de esa lectura profesional hice y rehice, lo presenté y gané. Con eso quiero decir que aunque te autopubliques te tienes que tomar muy en serio, y tener en cuenta que el texto va a llevar tu nombre. Hay cosas que uno mismo no se puede hacer, no te puedes autoeditar y ni tú, ni tu família ni tus amigos pueden ser buenos críticos. Es por este motivo que, normalmente, la autopublicación me despierta recelos (aunque seguro que hay excepciones). El dinero que gasté en el lector profesional fue el dinero mejor invertido de mi vida. Un saludo!
Hola Aurembiaix.
Estamos totalmente de acuerdo. El peor corrector de una novela es el propio autor. Para tener una visión objetiva del texto se necesita alguien externo. Si quieres tomarte en serio tu carrera literaria, contar con los servicios de un buen corrector es indispensable.
Gracias por tu visita y tu comentario 🙂