En los últimos días de 2014 y en estos primeros de 2015 vengo planificando los proyectos que quiero llevar a cabo durante este año y de los que ya hablé en Un artículo para mí.
Para organizarme, estoy utilizando tanto mi Cuaderno de planificación y control 2015 como el magnífico Calendario para escritores ofrecido por Literautas. Además, me ayudo del documento Plan de negocios para un escritor, que puedes encontrar aquí en inglés y que yo traduje y adapté al español para mis suscriptores. Luego, además, mi propia intuición me va dictando ciertos puntos a tener en cuenta que voy subrayando en mi programación.
No obstante lo cual, vine el otro día a toparme con una entrada publicada por Janalyn Voigt en su blog, Live Write Breathe, titulada Easy Plan to Schedule Your Book Project que me permito resumir hoy aquí por si te sirve de ayuda, amigo escritor.
Programar una novela
Según he oído decir, aquellos objetivos que se ponen por escrito cuentan con una mayor probabilidad de éxito que los que dejamos en la mente, donde solemos aparcarlos para “otro momento”.
Algo parecido a esto es lo que defiende Janalyn Voigt en su artículo, en el que aconseja al escritor planificar. No se trata tanto de trabajar la trama como de definir las tareas que se tienen que hacer y cuándo se deben hacer. Es decir, fabricarse una especie de agenda con todo aquello que es imprescindible manejar a la hora de sumergirse en un proyecto de dimensiones tan colosales como es el de escribir una novela. Según Voigt, programar todas esas labores que requerirán nuestra atención cuando nos pongamos a escribir es una forma de fijar los objetivos necesarios para alcanzar la meta y controlarlos a medida que vamos avanzando en el trabajo.
En palabras de Janalyn Voigt, tener claro hacia dónde se quiere ir y lo que se desea conseguir son dos pequeños motores cuyo impulso sostienen y empujan al escritor. Y, para ello, ha diseñado un plan que puedes seguir a rajatabla o adaptar a tus propias necesidades.
Diez pasos
Paso 1
El primer consejo de Voigt no nos va a pillar por sorpresa porque lo habremos leído en cientos de blogs o libros sobre escritura. Se trata de fijar el número de palabras que tenemos intención de escribir, algo que depende en gran medida del público al que vaya dirigido nuestro libro así como del género de que se trate. Como ayuda, Voigt enlaza a esta Guía de número de palabras por la que se orienta el agente Terry Burns (que he de admitir que no sé quién es). Naturalmente, esta Guía está pensada para lectores de habla inglesa y no puedo señalar si es válida para los de habla hispana. Aunque supongo que los márgenes en que se mueven son más que aceptables para ambas lenguas.
Paso 2
El segundo consejo que Janalyn Voigt proporciona en su artículo está también relacionado con el número de palabras, pero en este caso las que tú, como escritor, consideras que debe tener, más o menos, cada escena. La autora del blog recomienda contar el número de palabras en unas cuantas escenas típicas que hayas escrito, las sumes y luego dividas entre el número de escenas que has contado. Eso, según Voigt, te dará la media.
En algo parecido consiste un experimento que voy a realizar este año (si encuentro tiempo para llevar a cabo el proyecto). Se trata de una novela juvenil sobre la que voy a trabajar durante gran parte de 2015 con el fin de escribir un primer borrador en el NaNoWriMo de noviembre. Voy a poner en práctica el consejo de un escritor (no recuerdo quién) que leí hace tiempo: cada 800 palabras hago que pase algo. Creo que es un número ajustado a la estrategia con la que pretendo mantener el interés del lector joven, quizá poco acostumbrado todavía a leer mucho. Si logro llevarlo a cabo, ya os contaré la experiencia.
Paso 3
Como tercera sugerencia, una vez establecida la media de palabras que debe contener una escena típica, Voigt aconseja calcular el número de escenas que deberás escribir para completar tu texto. Janalyn señala que, una vez precisado el número total de palabras que debería tener tu historia (de acuerdo con la Guía mencionada unos párrafos más arriba), ahora lo único que tienes que hacer es dividir ese número total de palabras entre la media de palabras que escribes por escena, lo cual te dará el número de éstas que ha de contener tu novela.
Paso 4
En cuarto lugar, debes programar tus sesiones de escritura. A fin de mecanizar esta actividad, Voigt sugiere utilizar un calendario y mucho mejor si ese calendario se ocupa de recordarte que tienes que escribir. La autora del blog recomienda el Calendario de Google y explica sus bondades en esta entrada. También advierte de la necesidad de fijar un programa de escritura, bien semanal, bien mensual, dependiendo de la rapidez con que escribas, de manera que puedas llevar un control y reaccionar con tiempo suficiente si ves que no estás cumpliendo los plazos previstos.
Paso 5
Como quinta idea, Janalyn Voigt sugiere que se contabilice el número de palabras que se es capaz de escribir en una sesión típica. De acuerdo con la autora, este cálculo te llevará algún tiempo y sólo podrás realizarlo con el método de ensayo-error. Pero, según ella, merece la pena dedicar algún tiempo a esta tarea de contabilidad porque te ayudará a conocer tu capacidad de escritura (hablamos de la media, obviamente) y evitará que seas demasiado ambicioso a la hora de planificar tus sesiones de escritura.
Para elaborar un cómputo más o menos aproximado, suma el número de palabras que has escrito en unas cuantas sesiones y después divídelas por el número de éstas. Así obtendrás la media de palabras que escribes por sesión (vamos, que es de cajón).
Paso 6
En sexto lugar, calcula el número de sesiones que te va a llevar escribir tu novela. ¿Cómo? Muy sencillo, divide el número total de palabras que tienes previsto para la historia entre la media que has obtenido de escritura por sesión. De esta manera, obtendrás un cálculo aproximado de cuántas sesiones necesitarás para escribir el primer borrador de tu historia.
Paso 7
Después, anota el objetivo (en cuanto a número de palabras) que te propones conseguir en cada sesión. Lo importante en este punto es que sea un número asequible a tus posibilidades.
Paso 8
Como octavo consejo, Janalyn Voigt señala que es una buena idea fijar el número de palabras que esperas haber escritor para cada fecha tope que te hayas marcado (como dijimos en el punto 4), semanal o mensual, de manera que te resulte fácil y cómodo saber si estás trabajando al ritmo adecuado o no.
Paso 9
El noveno paso consiste en fijar una fecha límite para tener terminado tu primer borrador. Se supone que si has hecho todos los cálculos anteriores y eres constante en tu trabajo, tendrás una idea aproximada de cuánto tiempo te va a llevar escribir la novela. Así pues, no te debería resultar difícil fijar esa fecha límite.
Paso 10
Por último, haz lo mismo con las revisiones a las que vas a someter tu escrito: fija también una fecha tope. De esta manera no te eternizarás en el proceso de edición, que es, frecuentemente, una barrera que los escritores, especialmente aquellos más inseguros, utilizan para no sacar jamás su texto a la luz.
Para Janalyn Voigt encontrar el ritmo adecuado tanto de escritura como del proceso de edición es el elemento crucial para llevar tu novela con éxito hasta el final. La autora del blog te anima a que intentes realizar una programación de tus tareas y de tu tiempo, y le des una oportunidad a este método.
Desde mi punto de vista, cada cual debe encontrar el suyo. A veces se trata de uno muy personal que se ajusta a las características de la propia naturaleza del escritor. En otras, el autor ha encontrado una manera de organizarse después de años de práctica. Y, como remate a la entrada, tal vez una buena idea es que pruebes distintos métodos y te quedes con aquellos puntos que te funcionen.
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Fotografía de entrada: mantasmagorica, Calendario y Números: alvimann. Todas ellas de morgueFile.
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Gran artículo, Ana. Excelente.
¡Y lo bien que me va a venir! Porque, como ya sabes soy un caos total.
Necesito comenzar a organizarme y este artículo me va a venir muy muy bien. Yo también tengo un calendario de Literautas, y además tengo el mío propio que hice a raíz de mi artículo sobre el método Seinfield (si lo quieres está en mi blog para descargar). Pero ni por esas soy capaz de organizarme y escribir en condiciones, voy siempre a salto de mata.
Lo dicho, me voy a guardar este artículo (y todos sus enlaces) y me voy a comenzar a proponer en serio, retomar muchos proyectos que tengo aparcados (dos manuscritos terminados entre ellos). También tenía pensado entrar en el NaNoWrimo este año, así que nos tendremos que picar ¡Qué remedio!
Muchas gracias, desde luego, en cuanto a ser organizada no te gana nadie. ¡Y menos mal!
Un abrazo, Ana de las letras azules!
Hola Jaume.
Me alegro de que esta entrada te sirva de ayuda. Pasaré por tu blog a por ese calendario del que hablas. Y tú bájate (lo tienes en la newsletter, pero también en la sección de cuadernos del blog) el “Cuaderno de planificación y control 2015”. A ver si te ayuda. Yo lo estoy usando y ya te contaré los resultados 😉
¿Vas a estar en el NaNoWrimo de este año? Jo, yo espero que también A ver si escribo el primer borrador de una novela juvenil (mi primer intento con la literatura para adolescente). Si al final lo hacemos, sí, nos picaremos el uno al otro 😉
Un abrazo de Ana de las letras azules y gracias por comentar.
Me temo que en esta ocasión voy a ser la “nota discordante” en este particular “concierto”.
He leído el artículo y, al hacerlo, me considero en las antípodas de este tipo de procedimientos. Más que de “Letras” parece que estemos hablando de “Números”.
Sin pretender dar lecciones de nada –¡faltaría más!–, mi método de trabajo dista bastante de los defendidos por Janalyn Voigt o Terry Burns. Tal y como yo lo veo la literatura no es una ciencia exacta, no consiste en sumar 2+2 y que nos dé como resultado 4. La literatura, al menos la que yo practico, surge del caos de mi mente, y, por lo tanto, es visceral, emocional, espontánea y rebelde. Decía Oscar Wilde: «No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo». No podía estar más de acuerdo con él. En eso se basa mi trabajo, en escribir algo que deseo contar y hacerlo de la mejor manera posible.
Y para que veáis que no albergo ánimo alguno de crear polémica fútil e innecesaria, me permito cerrar mi comentario con otra frase célebre de autor desconocido: «No hay leyes, ni tradiciones, ni reglas que se puedan aplicar universalmente, incluyendo ésta».
Por supuestísimo agradezco a Ana su dedicación y esfuerzo por aportarnos este tipo de herramientas a los que, como yo, aspiramos a vivir de la literatura. Considero que discrepar desde el respeto y la educación nos enriquece a todos, incluido un servidor.
Recibid un afectuoso saludo de mi parte. Y a ti, Ana, una vez más, gracias por todo.
Pedro, no están de acuerdo que la literatura debe vivir y venir del corazón. Sin embargo, la mente lógica también está involucrado. Mi artículo se entiende sólo como guía, no un método restrictivo. Yo no me atrevería a decir que es para todo el mundo. Bendiciones.
Estimada Janalyn, te agradezco tu deferencia al aportar tu visión a mi anterior comentario. Tal y como anunciaba en el mismo, no era mi intención crear polémica sino aportar un punto de vista diferente. Con esto no quiero decir que el método que tú defiendes no sea válido. Al contrario, si a ti te ha funcionado es que debe ser bueno. Supongo que, en el fondo, existen tantos métodos de trabajo como escritores. Por ejemplo, hace poco leí en un interesante artículo que Graham Greene escribía un promedio de 500 palabras al día durante cinco días a la semana, y que incluso programaba sus citas amorosas para que no coincidieran con su rutinario proceder. Imagino la escena, la amante en ropa interior, sentada en la cama, con un whisky con hielo en una mano y un cigarrillo en la otra, esperando a que el bueno de Greene acabe de teclear sus 500 palabras del día. “¡Aguanta cariño, ya sólo me faltan 200 palabras y enseguida nos damos el revolcón!” -anuncia un Greene enfebrecido por la inspiración.
Insisto en que agradezco el que, tanto Ana como tú, me hayáis brindado la oportunidad de debatir, siempre desde la educación y el respeto. Mis mejores deseos para ambas. Saludos.
Muchas gracias por tu nueva aportación, Pedro 🙂
(En secreto te diré que compadezco a las amantes de Graham Greene ;-)). Por cierto, yo también leí ese artículo y me parece que el señor Greene sí que era pelín exagerado.
Saludos.
Hola y bienvenido, Nota Discordante ;-p
Tu comentario, como siempre, es apreciado en esta casa. Yo soy muy metódica y muy matemática, aun así, entiendo a qué te refieres con lo de que tu literatura es visceral. Durante mucho tiempo he escrito entresacando ideas del caos de mi mente, como tú, pero también hay que poner algo de orden en ese caos.
Personalmente, no considero que todos los consejos de Janlyn Voigt sean aplicables en mi caso, pero también creo que para la gente que no sabe organizarse bien, pasos como los que ella propone pueden ayudar a poner un poquito de orden en ese caos del que hablábamos.
De cualquier forma, ahí están los pasos para que aquellos que lo deseen puedan seguirlos (todos o sólo algunos), y los que no lo deseen añadan valor a este blog con comentarios como el de don Nota Discordante ;-p Jajajajajaja.
Un abrazote, Pedro 🙂
Hola Ana, soy yo, La Nota Discordante. Sólo pasaba para saludar. ¿Puedo? Pues eso, quiero saludar a… (es broma). Te envío otro abrazote virtual (no sé cómo incluir aquí uno de esos emoticonos tan guapos que usas tú. Algún día me tendrás que explicar cómo se hace eso. Mientras tanto, imagina que acompaño a mi texto de una cara amistosa y sonriente). Saludos.
Cara sonriente en lenguaje emoticon: dos puntos y paréntesis de cierre 🙂
Guiñó: punto y coma + paréntesis de cierre 😉
Y este no me lo pilla :-p, pero seguro que lo entiendes… Jejeje.
Interesante resumen de mi artículo, Jaume. Me gusta ese pensamiento en hacer que algo suceda cada 800 palabras. (Realmente no hablo español, así que espero herramienta de traducción de Google no el hash mi comentario.)
Disculpas, mi mensaje debería haber sido dirigida a Ana.
Gracias y mis mejores deseos a todos los que comentaron.
Hello Janalyn and welcome to this site.
Thank you very much for your visit and comments, and thank you very, very, very much for making the effort to speak Spanish. It’s very kind of you 🙂
I would like to take this opportunity to congratulate you for your interesting blog.
Best wishes
Gracias, Ana. :o)
Gracias por tus consejos y por ese calendario que me va a venir como anillo al dedo.
Gracias a ti por tu comentario y tu visita 🙂
Saludos.
Hace no mucho tiempo habría discutido más sobre este método por rigorista (que nadie dice que haya que seguirlo al pie de la letra, claro). En realidad, la mayor parte de las cosas son de sentido común y el método te ofrece una estructura para hacerlas secuencialmente y de forma ordenada.
Después de seis borradores de novela, la mayoría inconclusos, y de cientos de miles de palabras escritas, me estoy volviendo más rígido a la hora de abordar el proceso de escritura. En estos momentos estoy empezando el séptimo borrador, y he descubierto que el tipo de historias que quiero contar requieren una gran planificación previa. En definitiva, estoy empezando a dibujar más mapas y a dejar la brújula en casa. Esta vez voy a intentar seguir el método del copo de nieve que publicaste en Excentrya (dejo el enlace: http://www.excentrya.es/el-metodo-del-copo-de-nieve-2/), y también otro (no sé dónde lo leí, igual hasta fue en este mismo blog) en el que básicamente acababas descomponiendo la historia hasta casi tener claro cada párrafo de la misma. Quizá también aplique el método de Janalyn Voig para no dormirme en los laureles.
En resumen: Gracias Ana, por descubrirnos el método, y gracias también a Janalyn por diseñarlo.
Hola Víctor.
Yo soy muy matemática y metódica, pero no llevaría este método al extremo que indica cada paso. De hecho, en realidad, no aplico ningún método. Ahora mismo estoy aprendiendo a hacer un buen resumen argumental en mi itinerario de novela. Sin embargo, también tiene sus estrecheces. Así que, como apunto al final del artículo, yo también ando en búsqueda de método.
Estoy intentando, de hecho, apañarme uno propio, una mezcla entre el método del copo de nieve y un buen resumen argumental. Para la novela juvenil que tengo pensada (veremos si algún día llega a ser escrita), estoy empezando con el método del copo de nieve y luego, a partir de ello, trabajaré el resumen argumental. A ver qué sale. Ya os contaré.
Saludos y gracias por la visita y el comentario 🙂