Quizá más de un lector de este blog se ha preguntado cómo convertirse en escritor. Verá que aquí tratamos con frecuencia las técnicas narrativas, y es que cualquiera que aspire a llegar a ser un buen escritor debe conocerlas, pero para llegar a dominarlas no basta con el estudio, el escritor debe practicarlas, es decir, debe escribir. De ahí que con frecuencia se diga que a escribir se aprende escribiendo.
Asistir a talleres y cursos literarios es casi (quizá los genios no lo necesiten) imprescindible para aprender esas técnicas. Yo he cursado varios y, de hecho, actualmente sigo el Itinerario de novela que imparte la Escuela de escritores, de modo que sí, creo en esos talleres y cursos. Pero la teoría no basta. Hay que llevarla a la práctica para, algún día, poder convertirse en escritor.
Cómo convertirse en escritor I
Escribe
No tengo buenas ideas
Hay quien siente la necesidad de escribir y, sin embargo, se ve estancado en su deseo de crear ficción. El aspirante a escritor que se encuentra en esa situación cree que su problema radica en la generación de ideas: «No tengo buenas ideas que poner sobre el papel», se dice. Y entonces permanece en un estado de inmovilidad que le impide ponerse a escribir.
Las ideas no son un problema. Como ya hemos visto, están por todas partes. El verdadero problema de estos aspirantes a escritor (entre los que me he encontrado más de una vez y probablemente me volveré a encontrar) se llama trabajo. A veces una idea surge y en tu mente la ves, la construyes y la vives con tanta claridad que te invade la necesidad indomable de ponerte a escribirla. Y entonces aparecen los inconvenientes.
Las ideas vienen, sí, pero, en cambio, no hay muchas personas que consigan poner la historia sobre el papel, y menos aún las que le dediquen el tiempo suficiente para preparar diversos borradores y todavía menos las que acaben sus relatos. He ahí donde está el problema: el trabajo. Para que una obra de ficción exista, nos dicen los chicos del “Gotham Writers’ Workshop”, hay que escribirla. Para que tenga algún valor se debe trabajar muy duro.
Si quieres ser un gran escritor y has de elegir entre ser brillante, pero perezoso, o estar un poco perdido pero tener motivación, elige la segunda opción. Tendrás muchas más probabilidades de triunfar.
¡Escribe!
El trabajo duro es lo que conduce al éxito, pero también es el principal problema del aspirante a escritor. Seguro que a todos nos ha pasado el tener una gran idea que ha generado grandes expectativas en nuestras ilusiones, pero que no se ha llegado a redactar porque no hemos puesto el empeño suficiente.
Voluntad y valentía
El secreto para este tipo de fracasos tiene un nombre muy concreto: voluntad. Hemos de aprender a dominar nuestra pereza o nuestra cobardía ante los desafíos y los obstáculos que la escritura nos propone y vencerlos con voluntad. Insistir e insistir hasta que hayamos dejado atrás cada uno de esos obstáculos La mejor manera de ser bueno al escribir ficción es escribir, escribir y escribir, insisten desde el Gotham Writers’ Workshop. Hazlo lo suficiente y tu escritura mejorará.
La práctica frecuente es lo que me llevó de ser el peor escritor posible a alguien que de vez en cuando produce algo que merece la pena leer. Y la mayoría de los buenos escritores que tengo el placer de conocer te dirán lo mismo.
Alensandre Steele
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Sé perseverante
Añaden algo más que me permito copiar porque es un motor que puede impulsarnos cuando nos encontremos con esa sensación de «tengo una idea, pero no me pongo con ella porque no sé ni cómo empezarla y el esfuerzo de intentarlo me echa para atrás»: Gran parte de tu mejoría se producirá con tanta lentitud que ni siquiera te darás cuenta. Pero un buen día, después de un número x de meses o años, voilà, seguro que llega el momento en el que parecerá que se ha pulsado un interruptor que de forma instantánea te habrá transformado de malo en bueno. Te dejarás llevar, sabiendo de forma instintiva dónde girar y cómo agarrarte a las curvas y dónde reducir y acelerar.
Es un viaje emocionante que bien merece la pena la larga espera.
Un viaje que se compone de varios estadios.
Establece un horario de escritura
Y, al igual que hizo Evan Marshall, desde el Gotham Writers’ Workshop también nos aconsejan establecer un horario para nuestra escritura, fijar un tiempo para nuestro “juego” de escritor:
Si te tomas en serio eso de crear obras de ficción, debes establecer horas específicas para escribir, a poder ser la mayoría de los días de la semana. Si lo dejas para “cuando pueda”, lo más probable es que no puedas nunca. […]
Oblígate a cumplir el horario. En realidad, es más importante cumplir el horario que escribir algo maravilloso durante esas sesiones. Aunque trabajes durante cinco horas y acabes en blanco, habrás cumplido con tu obligación diaria […], habrás desarrollado una disciplina que se convertirá en una de tus mayores ventajas. Con el tiempo progresarás.
Practica, practica, practica
La práctica lleva a la excelencia, a transformar el sueño de convertirse en escritor en una realidad; pero ello requiere tiempo. Fija, pues, un horario para escribir y cúmplelo. Esta práctica al principio sólo te convertirá en un rellenapapeles disciplinado, pero, con suficiente persistencia, llegarás a ser un buen escritor.
En próximas entradas, hablaremos de otras tareas que debe realizar todo aquel que quiera convertirse en escritor, como la de leer. No te las pierdas.
Referencia: Escribir ficción, del Gotham Writers’ Workshop.
¡Hola Ana! Muy cierto. Cuanto más escribes, mejor escribes. Y aún diría más: Cuanto más escribas más posible es que algo de lo que hayas escrito merezca la pena. Es cuestión de aumentar nuestras probabilidades. Si escribimos dos mil palabras al día, nos dará menos reparo el tener que descartar diez mil más adelante porque no encajan o no son lo bastante buenas.
¡Un saludo!
Hola Víctor.
Yo creo que el problema (a mí me ha pasado, al menos) es que a veces te pierdes en tus propias ensoñaciones de escritor y vives en un mundo paralelo, pero no escribes.
Hay que fijarse una meta de escritura todos los días y convertirla en un hábito.
Un saludo y gracias por tu visita y comentario 🙂
En el apartado de “No tengo buenas ideas” me han dado ganas de levantar la mano y gritar “¡Yo, yo, yo!”. Sin embargo, en el fondo de mi alma, sé que es todo mi culpa por no obligarme a escribir y escribir. Porque las ideas en realidad están ahí, lo difícil es estructurarlas en una buena historia… En definitiva, el resumen de tu entrada está perfectamente recogido en el título. Un beso y feliz semana.
Hola Bibliofilosis.
Pues ya sabes lo que siempre te digo: pasa a la acción. En cuanto te pones a ello, el maravilloso cerebro humano cobra vida y hace el trabajo por ti. Tú que eres médico sabes lo increíble que es esa masa gris que tenemos ahí arriba.
Ayer, mientras hacía un pequeño resumen de cada personaje de mi próxima historia, de repente me vi escribiendo como una loca. Las ideas fluían a medida que iba avanzando con cada uno de ellos. Era como si el cerebro, por sí mismo, fuera construyendo posibilidades alrededor de cada una. Me sorprendí muchísimo, porque no fue un acto deliberado de reflexión. ¡El cerebro trabajaba solo!
Venga, ponte delante del ordenador, saca esas ideas, escríbelas y luego ya te ocuparás de reordenarlas si la primera configuración no te ha gustado.
Un beso para ti también y feliz semana 🙂
Hola, soy editora y estoy subiendo material especial para escritores. Te invito a ver el primer video. Desde ya, ¡muchas gracias!
https://www.youtube.com/watch?v=GYXf0gipaHI&feature=share
Hola Mariel.
Ahí queda el vídeo para quien quiera visitarlo y, de paso, conocer a tu gatita 🙂