Es posible que alguno de los visitantes habituales del blog no se haya enterado de que en la Revista MoonMagazine estoy publicando una especie de cursillo online gratuito sobre la estructura de la novela: Construye tu novela con Ana Bolox.
La razón de hablar de este cursillo, además de la de invitarte a que lo visites por si resultara de tu interés, es la de introducir el artículo de hoy, ya que en la primera entrega que hice en MoonMagazine, Estructura de la novela: la eterna batalla, hablaba de la guerra perpetua entre los llamados escritores de mapa y los escritores de brújula.
Hoy no voy a tocar ese asunto. Hoy voy a dedicar todo el artículo a explicar por qué la planificación de su novela debería aparecer como la primera tarea de un escritor cuando se sienta a desarrollar una nueva historia.
Por qué planificar una novela
Enganchar al lector emocionalmente
En su libro, Superstructure. The Key to Unleashing the Power of Story, James Scott Bell afirma algo así como que el escritor puede haber puesto su alma y corazón en la historia que ha creado, pero al lector eso viene más o menos a importarle un colín.
Porque los lectores que pagan por una novela quieren que la historia les atrape. Desean perderse en ella y empatizar con los personajes. Los lectores quieren experimentar la historia emocionalmente.
Y eso sólo lo consigue la estructura.
Igual crees que esta afirmación se pasa un pelín por categórica y, sin embargo, desde mi propia experiencia, que fue la de todo escritor novel (comencé siendo escritora de brújula hasta que descubrí los encantos de llevar un mapa en la mochila), la juzgo más que acertada. La creatividad y la escritura, por sí mismas, sencillamente no son suficientes para mantener una experiencia lectora satisfactoria.
El traductor de tu imaginación
Para Scott Bell, la estructura es una especie de software que traduce lo que la imaginación del escritor crea:
La estructura toma esa historia que llevas en el corazón y la convierte en una forma narrativa de la que el lector pueda enamorarse.
Apoyarse en una estructura, afirma Scott Bell, evita que el escritor tropiece con los peligros que supone generar confusión, frustración y consternación en los lectores.
Una historia sin estructura es como la piel sin esqueleto.
Los falsos mitos achacados a la estructura
Para James Scott Bell, la estructura da rienda suelta al poder de la historia.
1. En primer lugar porque no es formulaica. Es decir, asumir que una historia se compone en torno a una estructura no significa asimilar la creación literaria a una ecuación matemática, sino a una especie de simple señal indicadora del camino a seguir. La forma en que se recorra es asunto del escritor y de su creatividad.
2. Tampoco es una máquina creadora de clichés. Aceptar la existencia de unas reglas que vienen funcionando desde hace siglos no puede asimilarse a la idea de una fabricación en serie. Por el contrario, afirma James Scott Bell:
Todo empieza con tu imaginación y tu corazón. Luego, ese bullicio interior te persuade de que debes escribir una historia porque tienes una idea, o un personaje, o ambos y quieres saber qué ocurre con ellos.
Y entonces es cuando tu imaginación se dispara: retuerce esa idea originaria, crea conflictos a los personajes, enrevesa la trama… Pero, al final, llega un momento en que debes dar forma a toda esa abundante creatividad o el resultado será un montón de piel apelotonado a los pies del escritor porque éste no le ha dotado de un esqueleto que la sostenga.
3. Porque es flexible. La estructura está ahí para ayudar al escritor, no para maniatarlo. Hacer un uso inteligente de ella significa utilizar los mecanismos que nos ofrece en beneficio de nuestra historia, nunca en su menoscabo. Jack M. Bickham también defiende esta idea:
La estructura es un proceso, no un formato rígido. En (la escritura de) ficción, la estructura no es estática, sino dinámica.
La estructura no es más que un modo de mirar al material que compone tu historia de manera que se organice de forma lógica y dramática.
Por qué necesitamos una estructura
Para Bickham hay dos razones fundamentales:
1. Como escritores, nos ayuda a que los distintos elementos de nuestras historias encajen y tengan un sentido.
2. Como lectores, para poder entender la historia que estamos leyendo y ser capaces de sentir algo al terminarla.
Es llamativo el hecho de que tanto James Scott Bell como Jack M. Bickham vean en la estructura una herramienta de la que dispone el escritor para encender las emociones del lector.
¿Y tú, qué opinas? ¿Eres escritor de brújula o de mapa? ¿Crees que se puede escribir una buena historia sin estructura? Cuéntanoslo y, si el artículo te ha resultado interesante, ¿lo compartirías en las redes sociales? Gracias 🙂 Por cierto, quizá también te pueda interesar Cómo planificar el argumento de una novela.
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Fuente: Superstructure. The Key to Unleashing the Power of Story. James Scott Bell.
Fotografía: mconnors de entrada, en morgueFile.
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Me parece que, si fuera algún tipo de escritor, sería de brújula (las veces que he escrito, así lo he hecho). Pero con esa metáfora de la piel amontonada a los pies del escritor me has convencido de que no es lo mejor… Bueno, en realidad me lo imaginaba, pero no quería aceptarlo 😛
Un beso y buena semana!
Mapa, mapa. Conviértete… 🙂
Yo vuelvo a insistir con lo de la escritura: lánzate. Con brújula o con mapa, échate al camino 🙂
Gracias por el comentario 🙂
Besos y feliz semana también para ti.
Contar con la estructura de una novela diseñada antes de empezar a escribir ha sido uno de los principales descubrimientos en mi corta experiencia como novelista. De ahí que esté muy de acuerdo con Scott Bell y con tu entrada.
En cuanto a la controversia sobre si conviene escribir con brújula o con mapa, ¿por qué no usar ambas técnicas simultáneamente? ¿Cómo? En primer lugar se construye la estructura, que vendría a ser como un mapa en el que se han señalado las autovías y las ciudades más importantes a visitar; después, siguiendo con el símil automovilístico, en cada parada tirar de brújula para dejarse llevar por la novedad de los lugares o, aplicándolo a la novela, por las situaciones creadas por la interacción entre los personajes. Es decir, mapa para el conjunto y brújula para cada cada escena/pasaje.
Gracias por tus consejos, Ana.
Un saludo.
Hola Javier.
Un símil muy visual que comparto plenamente. Estoy de acuerdo contigo en que estructurar una novela no significa renunciar a la creatividad. La estructura es un mapa, el modo en que el escritor recorra el camino lo elige él y ahí es donde entra en juego toda su imaginación.
Me alegro de que lo consejos del blog te sean útiles 🙂
Muchas gracias por tu visita y por tu comentario.
Un saludo y feliz miércoles 🙂
Hola Ana, muy buen artículo. El tal Scott Bell me parece un tío muy cabal 🙂
Tú ya sabes que soy fan de las estructuras. Creo que hay que conocerlas a fondo. Así, de algún modo, nos acompañan en la redacción del primer borrador (si somos de brújula, quizá de un modo más superficial que si somos de mapa). En cualquiera de los dos casos, creo que en la primera revisión el análisis de la estructura de la novela debe ponerse a prueba y adaptarse y mejorarse si es necesario.
Hola Víctor.
Eso es precisamente lo que yo creo: la estructura por sí misma te ayuda a estar bastante segura de saber el lugar hacia el que caminas, no obstante, también hay que ponerla a prueba. Justo hoy publico un tuit en Twitter en el que digo algo así: Alcanzadas las 25.000 primeras palabras de “Quadrivium”, es momento de parar y revisar que todo funciona conforme a lo previsto. Porque la estructura no es infalible, hay que repasarla y reexaminarla constantemente.
Por cierto, he leído tu relato en “Quasar” y me gustó muchísimo (aunque me dejó un amargo sabor de boca) :-(. He leído también el primer relato y ése, sin embargo, no me ha gustado nada.
Gracias por tu visita y comentario 🙂
Jo, pues me alegro un montón de que te haya gustado. No me extraña nada lo del sabor amargo: con ese relato casi hice llorar a mi novia, cosa de la que no me siento muy orgulloso la verdad, XD (también es que ella es muy sensible, todo sea dicho). No he leído nada de mis compis de antología, porque los ejemplares me los han enviado a España. Sé que hay por ahí gente muy buena, así que a ver si hay más suerte con los demás.
¡Mucho ánimo con Quadrivium! Aquí al menos tienes a un lector esperándolo con avidez…
Yo no llegué a la lágrima, pero…, Bueno, no diré nada más por si pasa alguien por aquí que quiere leerlo: Quasar, antología hard SF
Por cierto, ya he leído las 3 primeras historias y la 2ª me ha encantado. La tercera no está mal, pero yo le haría algunos arreglos (manía de escritor, jaja) 🙂
Gracias por tus ánimos con “Quadrivium”. Ahí estoy, dale que te pego, matando a gente 🙂
Un abrazo.
En un pasado no tan lejano era de brújula. Ahora soy de mapa convencida. Si tienes clara la estructura no suele haber bloqueos. Podemos escribir con libertad, sí, pero llegado el caso es bueno tener a mano nuestros planos para ver por dónde andamos. Aunque en principio suponga un esfuerzo, después todo fluirá.
Gracias por esas aportaciones tan interesantes, Ana.
Un abrazo.
Hola M. Carmen.
Yo también era de brújula hasta que alguien me enseñó a ser de mapa :-). Hoy recibí un libro de Amazon, “The Art of Dramatic Writing”, que pedí hace poco y dice (en traducción propia): Un hombre está sentado en su taller, ocupado con la invención de la rueda. Tú te acercas y le preguntas qué es lo que está inventando y él va y te contesta que no tiene ni idea. Otro hombre camina presuroso por la calle, jadeando. Le paras y le preguntas adónde va, y él te responde sin aliento: “¿Cómo quieres que lo sepa? Voy a mi bola”. Tu reacción y la mía sería la de pensar que estos dos tipos están locos. Toda invención lógica tiene un propósito; todo camino tiene un destino. Me pareció una manera muy visual y bonita de expresar por qué es necesaria una estructura en la novela.
Y, sí, también yo lo veo como tú: una vez que tienes la estructura diseñada… el río se desborda y fluye hacia su destino 🙂
Gracias por tu visita yc comentario, Carmen.
Un abrazo.