Reino de fieras

Gin Phillips




Reino de fieras

Datos del libro:

  • Nº de páginas: 344 págs.
  • Encuadernación: tapa dura
  • Editorial: SUMA
  • Lengua: español
  • ISBN: 9788491291589


Sinopsis

Cuando Joan le pide a su hijo Lincoln, un niño de cuatro años, que recoja sus juguetes para marcharse a casa, la que hasta entonces ha sido una agradable tarde en el zoo va convertirse en una pesadilla de muerte, soledad y lucha por la vida en la que las reglas tienen que cambiarse:

«Hoy las reglas son distintas.

Y las reglas dicen que nos escondamos

y no permitamos que el hombre del arma

nos encuentre».

 

¿Ficción o realidad? 

Si el escritor ha hecho bien su trabajo, cuando el lector se adentra en una novela se adentra también en un mundo diferente al suyo. Un mundo que puede llegar (casi) a convencerle de que lo que está leyendo es real. De hecho, si el escritor se ha esmerado de veras, el lector vivirá su historia como si fuera auténtica.

Reino de fieras es una novela que en ocasiones parece poco verosímil: ¿de verdad a la policía le lleva tanto tiempo entrar en el zoo y batirlo en busca de aquellos que están cometiendo un asesinato en masa? Es una pregunta que no ha dejado de perseguirme durante toda la lectura y, sin embargo, Reino de fieras no es una historia descabellada. No, al menos, en el mundo de hoy.

La televisión nos lo trae hasta nuestras casas cada pocas semanas: un adolescente que asesina en su colegio a sus propios profesores y compañeros, un tipo demente que alquila una habitación de hotel con vistas a un gran concierto desde la que dispara a los asistentes… Lincoln tiene cuatro años, pero dale diez más y podría vivir una situación como ésta en su propio instituto.

De modo que la pregunta bien podría ser: ¿estamos ante una historia ficticia o ante una crónica anticipada?

La respuesta correcta es que cuando abrimos Reino de fieras nos adentramos en un mundo de ficción, obviamente, pero no deberíamos dejar de mirar, al menos de reojo, la segunda posibilidad…

 

Los personajes

Los personajes principales son Joan y su hijo Lincoln, pero podríamos ser tú o yo… (¡Recuerda, siempre mira de reojo la segunda posibilidad!). Un tercer personaje presente a lo largo de toda la historia es el instinto de supervivencia. Y yo añadiría un cuarto: el amor maternal.

Joan 

Respecto a los dos primeros, Joan se lleva la palma. Creo que es un personaje verosímil, aunque hay momento en los que es verosimilitud se pierde: son esos momentos en los que Joan se enreda en reflexiones acerca de la maternidad y que no pintan demasiado en una situación de estrés y terror extremos como la que está viviendo, pero hablaré de ello más adelante.

En donde sí me parece que Gin Phillips acierta y consigue que Reino de fieras tenga cierta sustancia es en la creación del tercer y cuarto personajes: el instinto de supervivencia y el amor maternal, que va construyendo a través de los pensamientos de Joan.

 

Lincoln 

El niño, sin embargo, no me ha parecido un personaje creíble. Por supuesto, Gin Phillips acierta a la hora de retratarlo en muchos de los momentos de la historia: esa imaginación tan vívida para crear de la nada detalladísimas historias con sus muñecos, la forma tan fácil que tiene su madre de engañarlo respecto a la situación que está sucediendo, las necesidades del niño que hay que atender, aunque ahí fuera haya unos tipos cargados de armas dispuestos a disparar. Pero en muchos otros le hace un niño mayor a lo que correspondería una edad tan temprana como la de cuatro años. Siento no poder creerme a este personaje en muchas partes de la historia. De verdad, parte de las conversaciones entre Lincoln y Joan me han rechinado muchísimo.

Kailynn y Margaret 

Dos personajes que me parecen mucho más verosímiles que los principales. Aportan puntos de vista diferentes a los de Joan y refrescan la historia en cierto modo. Para cuando la joven Kailynn y la maestra jubilada Margaret Powell aparecen, el lector (al menos yo) ya está un poco cansado de permanecer en la mente de Joan y de jugar a los muñecos con Lincoln.

Robby Montgomery 

Uno de los “hombres del arma”. Un tanto tópico, pero desgraciadamente bastante real, tanto el personaje en sí como los motivos (también tópicos) que alega para introducirse en un zoo y disparar a diestro y siniestro. Bueno…

La historia 

Para ser franca, me ha resultado decepcionante. Por supuesto, hay momentos de tensión, pero Gin Phillips no tiene éxito a la hora de construir una historia de suspense y terror. Te contaré que uno de los instantes en que más tensión he sentido es al principio de la novela, cuando Joan se apresura seguida de Lincoln para salir del zoo porque teme que cierren las puertas con ellos aún dentro. Con eso te lo digo todo.

Y eso que la novela cuenta con posibilidades infinitas para atrapar al lector en un laberinto de intriga, incertidumbre y emoción: la incursión de unos jóvenes armados en un zoo en el que se dedican a sembrar el terror es un punto de partida impactante, pero Gin Phillips fracasa a la hora de lograrlo.

Teniendo en  cuenta que la novela discurre a lo largo de tres o cuatro horas, la escritora contaba con enorme posibilidades para comprimir un momento de tensión tras otro (o casi, porque tanto al lector como a los personajes hay que darles descanso de vez en cuando. Sin embargo, Gin Phillips nos sumerge en los pensamientos de Joan durante dos tercios de la historia en los que asistimos a un rosario de clichés propios de la maternidad. ¿De verdad cree Gin Phillips que, zambullido en lo que han definido como «thriller electrizante», al lector le importa si Joan siente o no siente asco de sonarle los mocos a su hijo? Pues como ésa, páginas y páginas de topicazos maternales que roban el espacio que la tensión y el suspense deberían haber ocupado.

Algunos aciertos y momentos espeluznantes, como el del bebé escondido en un cubo de basura, se mezclan con incoherencias como la de deshacerse del móvil, el elemento que la permite estar en contacto con el exterior, por un motivo baladí como el de que los asesinos podrían ver la luz que se enciende cuando su marido la llama. Hija, por Dios, ¿es que no tienes un bolsillo donde esconderlo?

Siento tener que decir que la construcción de la historia no me ha convencido y que Reino de fieras no es esa novela “del año” que nos están vendiendo.



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